Uno de los mejores discos del año es la obra de un fantasma. Se trata del álbum "Untrue", elegido por revistas especializadas y periódicos de medio mundo como el gran logro musical de 2007. También la web Metacritic.com, dedicada a sumar y ponderar las valoraciones de decenas de medios, lo sitúa en lo más alto de su resumen anual. Tanto consenso se lo debemos a un artista que se autodenomina Burial (entierro). Un apodo que alude a su sombra. No revela su verdadero nombre. No actúa en directo ni aparece en fotos. Burial no revela su verdadero nombre. No actúa en directo. No aparece en fotografías. El artista es la estrella más oscura de la música electrónica y también uno de los nombres clave en el dubstep, género también elusivo, mezcla de dub, drum and bass y techno minimalista, que nació en los barrios del sur de Londres a principios de esta década. Por sus ritmos atronadores, melodías sombrías y visión apocalíptica, el estilo parecía condenado a permanecer en el subsuelo, alimentando radios piratas y madrugadas londinenses. Pero el boca-oreja hizo que el primer disco homónimo de Burial, que pintaba un Londres futuro ahogado bajo el agua, se hiciera eco más allá de la prensa especializada. Con "Untrue" no ha hecho sino llegar la confirmación. Su segundo trabajo es tan melancólico y extrañado como el primero, pero añade voces que parecen de otro mundo, presencias de ángeles desgraciados, ruidos de llaves de coche y disparos. Narra historias de fantasmas, viajes en autobuses nocturnos, ecos de fiestas pasadas, noches solitarias en un McDonald's.
No hay comentarios:
Publicar un comentario