jueves, 17 de febrero de 2011

Cuatro letras de canciones de Arcade Fire

LOS SUBURBIOS

En los suburbios yo, yo aprendí a manejar. Y tú me dijiste que jamás sobreviviríamos. Así que busca las llaves de tu madre y nos vamos. Tú siempre pareciste tan segura de que un día estaríamos luchando en una guerra suburbana. Tu parte del pueblo contra la mía. Te vi de pie en la orilla opuesta. Pero para el momento en que cayeron las primeras bombas ya estábamos aburridos. A veces no puedo creerlo, estábamos más allá del sentimiento, a veces no puedo creerlo. Estaba más allá del sentimiento, a veces no puedo creerlo. Estoy más allá del sentimiento otra vez. Los chicos quieren ser tan duros, pero en mis sueños seguimos gritando y corriendo por el patio. Cuando finalmente se vengan abajo todas las paredes que construyeron durante los ‘70, y finalmente se vengan abajo todas las casas que construyeron durante los ‘70. ¿No significó nada? ¿No significó nada? ¿No significó absolutamente nada? A veces no puedo creerlo, estábamos más allá del sentimiento, a veces no puedo creerlo. Estaba más allá del sentimiento e iba hacia la noche. Así que ¿puedes entender por qué quiero una hija mientras soy joven? Quiero tomarle la mano y mostrarle algo de la belleza antes de que todo este daño se haya hecho. Pero si es demasiado pedir, si es demasiado pedir, entonces envíenme un hijo. Bajo el puente de la autopista y en el estacionamiento seguimos esperando. Ya ha pasado así que saca tus pies del asfalto caliente y ponlos en la hierba, porque ya ha pasado, ya ha pasado. A veces no puedo creerlo, estábamos más allá del sentimiento, a veces no puedo creerlo. Estaba más allá del sentimiento otra vez. Estaba más allá del sentimiento. Estaba más allá del sentimiento. En mis sueños, seguimos gritando, seguimos gritando, seguimos gritando.

LAS AFUERAS II (MONTAÑAS MAS ALLA DE LAS MONTAÑAS)

Me oyeron cantar y me dijeron que parara. Deja esas cosas pretenciosas y marca en el reloj de entrada. En estos días siento que mi vida no tiene propósito alguno. Pero más tarde en la noche los sentimientos nadan hacia la superficie. Porque en la superficie brillan las luces de la ciudad y me están llamando. “¡Ven y encuentra a los que son como tú!” A veces me pregunto si el mundo es tan pequeño que jamás podremos escaparnos de las afueras. Viviendo en las afueras los centros comerciales muertos se alzan como montañas más allá de las montañas. Y no hay final a la vista. Necesito la oscuridad. ¡por favor, que alguien apague las luces...! Montamos nuestras bicicletas hasta el parque más cercano. Nos sentamos bajo las hamacas y nos besamos en las sombras. Tú protegiste mis ojos de las luces de la policía. Huimos de allí, pero sin saber por qué. Río negro, brillan las luces de tu ciudad. Nos están gritando: “¡No necesitamos personas como ustedes!”. A veces me pregunto si el mundo es tan pequeño que jamás podremos escaparnos de las afueras. Viviendo en las afueras los centros comerciales muertos se alzan como montañas más allá de las montañas. Y no hay final a la vista. Necesito la oscuridad. ¡por favor, que alguien apague las luces...! Me oyeron cantar y me dijeron que parara. Deja esas cosas pretenciosas y marca en el reloj de entrada. ¿Podremos alguna vez escaparnos de las afueras? Viviendo en las afueras los centros comerciales muertos se alzan como montañas más allá de las montañas. Y no hay final a la vista. Necesito la oscuridad. ¡por favor, que alguien apague las luces...! Necesito la oscuridad. ¡por favor, que alguien apague las luces...!

DEEP BLUE

Aquí, en mi tiempo y lugar, y aquí en mi propia piel, finalmente puedo comenzar. Dejé que el siglo me ignorara, bajo un cielo nocturno, el mañana no significa nada. Por entonces yo era apenas un chico, sintiéndome apenas vivo, cuando escuché una canción que salía del altavoz de un auto que pasaba. Le he estado rezando a una estrella muerta. La memoria se pierde pero casi puedo recordarme cantando... La, la, la, la, la... Contemplamos el fin del siglo comprimido en una pequeña pantalla. El colapso de una estrella muerta y podíamos ver que algo se acababa. ¿Dejaste ya de simular que vimos las señales en los suburbios? Jamás pudiste predecir que podía ver a través tuyo. Kasparov - Deep Blue, 1996. Tu mente te ha estado haciendo malas jugadas. El show terminó, haz una reverencia, vivimos en la sombra de... La, la, la, la, la... Hey, deja el teléfono celular por un rato. Hay algo salvaje en la noche. ¿Puedes oír cómo respira? Y, hey, deja la computadora portátil por un rato. Hay algo salvaje en la noche. Puedo sentirlo, me está dejando.

GUERRA SUBURBANA

Salgamos a dar una vuelta en auto esta noche para ver el pueblo de noche. No hay nada para hacer pero no me molesta cuando estoy contigo. Este pueblo es tan raro, lo edificaron para que cambie. Y mientras dormimos sabemos que las calles son reubicadas. Junto a mis viejos amigos, era tan diferente entonces. Antes de que comenzara tu guerra contra los suburbios. Antes de que comenzara. Ahora la música nos divide en tribus. Dejaste crecer tu pelo, así que yo dejé crecer el mío. Tú dijiste que el pasado no descansaría hasta que saltásemos sobre la cerca y la dejáramos atrás. Con mis amigos. Puedo recordar cuando te cortaste el pelo. Nunca volví a verte. Las ciudades en las que vivimos ahora podrían ser estrellas distantes y te busco a ti en cada auto que pasa. La noche es tan larga... Sí, la noche es tan larga. He estado viviendo en las sombras de tu canción. Viviendo en las sombras de tu canción. En los suburbios yo, yo aprendí a manejar. Y tú me dijiste que jamás sobreviviríamos. Así que busca las llaves de tu madre y nos vamos. Pero tú iniciaste una guerra que no podíamos ganar. Se la pasan borrando las calles en las que crecimos. Ahora la música nos divide en tribus. Tú escogiste tu bando. Yo escogí el mío. Todos mis amigos ya no me reconocen. Todos mis amigos ven a través mío. Todos mis viejos amigos ya no me reconocen. Todos mis viejos amigos ya no me reconocen. Todos mis viejos amigos esperan.

miércoles, 16 de febrero de 2011

El hombre que salió de la torta

El capitalismo se tiñe de verde y salva selvas. El capitalismo se viste de joven y engulle a toda una generación de viejos. El capitalismo se maquilla de ciencia y encuentra el remedio contra el sida.

El fascismo se teñía de culto y soñaba con las grandes edificaciones. El fascismo se vestía de negro y hacía suspirar a hombres y mujeres. El fascismo se maquillaba de destino y abría y derribaba puertas.

El comunismo fue el hombre que salió de la torta y de repente se dio cuenta de que lo habían engañado.

jueves, 10 de febrero de 2011

Sex and the Single (cuatro preguntas a Hugh Hefner, 84 años)

Por DEBORAH SOLOMON

-Do you take a lot of Viagra?
-I don’t take a lot, but I take it when it’s called for.

-How often is it called for?
-I make love a couple of times a week, and I take the Viagra when I’m going to be making love. I would say at 84 it helps. It’s God’s little helper.

-You’re not paid by Viagra to say that, are you?
-No, they get that advertising from me for free.

-What are you planning for the future?
-More of the same.

Tomado de The New York Times, 2010

viernes, 4 de febrero de 2011

El aire, la ausencia del mismo

Ruedo por el precipicio del lenguaje. A nadie la interesa la caída. Están muy ocupados con su propia mediocridad. El problema, como siempre, es de interpretación.

El cosmos cabe en mi mano pero la tuya se ahoga en la mía como queriendo decir basta, ya no me gustas, cabrón.

Mi altar del pasado da grima: cubanos, héroes muertos, rusos, ideólogos que jamás amaron, chinos, libros inútiles.

La poesía política y el arte nunca fueron amantes. Todo se redujo a un gesto, hoy anacrónico y vacío.

Cada libro viejo fue a dar a la basura.

martes, 1 de febrero de 2011

La amante abisinia de Rimbaud

Al final llegué a la conclusión de que algo funcionaba mal con ella. Era evidente. Exhibida como un animal de circo ante los críticos más ilustrados de Europa, la mujer daba vueltas alrededor de sí misma, sin pronunciar palabra, evitando cualquier interpretación.

He pensado en la imagen por años: es un gesto apenas, pero es el gesto. La mujer que enloqueció al poeta loco debe ocupar, por sí sola, un lugar en la historia; no detrás de él, no delante, a su lado.

Nadie recuerda su nombre ahora pero cada lector de Arthur debería saberlo.