Documentos de inteligencia militar estadounidense difundidos el lunes señalan que en Perú han operado escuadrones de la muerte en los primeros gobiernos de los presidentes Alan García y Alberto Fujimori y que esos grupos realizaron trabajos que incluyeron el exterminio de sospechosos de terrorismo. Sobre Fujimori (1990-2000), los documentos dicen que éste tenía una "buena comprensión teórica" de la importancia de los derechos humanos, pero "estaba preparado para sacrificar principios" en aras de una rápida victoria contra el terrorismo en su primer mandato (1990-1995). Durante la primera administración de García (1985-90 y reelegido en 2006) operó una "compañía especial" de comandos que cumplían órdenes de ejecución, entre las cuales figuró la muerte del alcalde de la ciudad de Huancayo, Saúl Muñoz, llevada a cabo por personal del ejército: un técnico de apellido Ramos y un capitán Bardales, dicen los informes citando a informantes militares.
La "compañía especial" se encargó de atentados con cartas explosivas, violaciones, muertes de autoridades y periodistas y, como procedimiento de rutina, mataba a sus prisioneros después de torturarlos y arrojaba los cadáveres a fosas que tuvieran elementos que dificultaran que los animales pudieran sacarlos a la superficie. El informante militar que proporcionó esos detalles dijo que criticó a los soldados que ejecutaron en 1985 la masacre de 47 campesinos en Accomarca por no seguir esos procedimientos con los cadáveres, dando lugar a que perros y otros animales los desenterraran y exponiendo el caso para luego generar una protesta internacional.
La "compañía especial" se encargó de atentados con cartas explosivas, violaciones, muertes de autoridades y periodistas y, como procedimiento de rutina, mataba a sus prisioneros después de torturarlos y arrojaba los cadáveres a fosas que tuvieran elementos que dificultaran que los animales pudieran sacarlos a la superficie. El informante militar que proporcionó esos detalles dijo que criticó a los soldados que ejecutaron en 1985 la masacre de 47 campesinos en Accomarca por no seguir esos procedimientos con los cadáveres, dando lugar a que perros y otros animales los desenterraran y exponiendo el caso para luego generar una protesta internacional.
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