Expertos en el Vaticano y el mismo portavoz papal, Federico Lombardi, le atribuyen al cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos (foto) la responsabilidad por no haber informado al Papa sobre las declaraciones negacionistas de Richard Williamson. En un comunicado emitido el miércoles por el papa Benedicto XVI se afirma que "el Santo Padre no estaba en conocimiento cuando se levantó la excomunión" del obispo Williamson. El cardenal Castrillón, que propuso la medida, fue acusado de ocultar al pontífice las ideas negacionistas del obispo. "Si alguien tenía que saberlo, ese era el cardenal Castrillón Hoyos", reconoció este jueves el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, en una entrevista al diario católico francés 'La Croix'. Para Marco Politi, vaticanista del diario italiano 'La Repubblica', Castrillón "tiene una gran responsabilidad". Para el experto, la decisión de Castrillón en medio de la abundancia de información disponible sobre las posiciones reaccionarias de Williamson hace suponer que la intención del cardenal colombiano era "perdonar a los lefebvrianos sin exigirles nada".
De acuerdo con el vaticanista, "se sabe que el cardenal Giovanni Battista Re, quien firmó el decreto que levantó la excomunión, está irritado por la manera de actuar de Castrillón Hoyos".
Castrillón Hoyos está por cumplir 80 años y, cuando lo haga, dejará su cargo como presidente de la comisión pontificia Ecclesia Dei, encargada de mediar con los ultraconservadores del movimiento fundado por monseñor Marcel Lefebvre, al cual pertenece Williamson. El cuestionado cardenal fue uno de los primeros purpurados latinoamericanos designados por el fallecido Juan Pablo II para trabajar en la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia.
Castrillón Hoyos está por cumplir 80 años y, cuando lo haga, dejará su cargo como presidente de la comisión pontificia Ecclesia Dei, encargada de mediar con los ultraconservadores del movimiento fundado por monseñor Marcel Lefebvre, al cual pertenece Williamson. El cuestionado cardenal fue uno de los primeros purpurados latinoamericanos designados por el fallecido Juan Pablo II para trabajar en la Curia Romana, el gobierno central de la Iglesia.