"Una vez estuve con un chico que tenía una verga que mediría casi cuarenta centímetros, y vi con mis propios ojos cómo ese chico tan bien dotado se convertía en homosexual: conseguí que aceptara penetrarme por el recto. Creí que me moría. Después de esa experiencia creo que entiendo cómo se sienten las mujeres durante el parto. Por un momento pensé que el hígado, los intestinos y todo lo demás iban a salírseme por la boca."