“Vamos a lograr la Argentina que nos merecemos y soñamos, aunque algunos mantequitas estén llorando y quejosos” arremete en 1986 Alfonsín contra el líder sindical Saúl Ubaldini, quien no tarda en responderle: “Tiene razón el presidente Alfonsín, a veces me embargan las lágrimas. Pero llorar es un sentimiento y mentir es un pecado”.