Este poema fue escrito en homenaje al triunfo de Barack Obama por el Nobel de Literatura Derek Walcott.
De todo el desorden surge un emblema, un grabado
un joven negro al amanecer de sombrero de paja y overol,
emblema de una profecía imposible,
una multitud que se divide como el surco que ara la mula,
abriéndose para su presidente: un campo nevado de algodón de cuarenta acres,
cuervos con augurios predecibles
que el joven granjero ignora por sus ancestros de pelo de algodón, nunca olvidados,
mientras en una rama hay una tensa corte de lechuzas anteojudas y,
en el borde lejano del campo,un espantapájaros le gesticula y patea con bronca.
El pequeño arado sigue en esta página de renglones pasando la tierra que gime,
el árbol de linchamientos, la negra venganza del tornado
y el joven granjero siente el cambio en las venas,
en el corazón, los músculos, los tendones,
hasta que la tierra queda abierta como una bandera
y la luz segura de la aurora toca el campo
y los surcos esperan al sembrador.