"–Por cierto, ¿usted usa nuevas tecnologías?
–No. Mi mujer tiene un procesador de textos e Internet, pero yo no. Escribo a mano. No creo que se pueda escribir literatura importante en un procesador de textos, porque siempre te parece bonito lo que has hecho.
–En las nuevas tecnologías es curioso que lo que determina el futuro se llame “ratón”.
–Ahí está, conduciendo a millones de niños a conocer, sin moverse de casa o del colegio, todo el Louvre o la primera versión de un soneto de Góngora. Eso es maravilloso. Pero soy un optimista de la catástrofe. Le voy a poner un ejemplo. En las trincheras, durante el blitz, la gente leía a Dickens, a Homero y a Shakespeare. Cuando las cosas van mal, la gente vuelve a la calidad. Sienten un vacío enorme y un ansia de calidad."