Excelentísimo señor presidente del país más solemne del mundo:
Con esta interminable ceremonia, damos inicio a su tercer período. Antes de imponerle -como corresponde- la banda presidencial y de leer el decreto que nombra ministras y ministros, permítame recordar las sabias palabras de Emilio Temprano (sic) en su libro El arte de la risa:
La risa amable y la jovialidad están desapareciendo del semblante de muchas personas. Hay países donde raras veces se ríe y otros donde tal cosa ya no ocurre. Los rostros severos y las risas automáticas parecen uno de los signos de nuestro tiempo. ¿Se puede hablar de la decandencia de la risa en la era tecnológica?
No es más, señor presidente. Discúlpeme la molestia. Muchas gracias.
Lejos suenan disparos.
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