Interceptar o no interceptar... He ahí el dilema. ¿Qué es mejor para el alma, sufrir insultos de la gente, golpes, dardos, o levantarse en armas contra el océano del mal, y oponerse a él y que así cesen? Chuzar, chuzar... Nada más; y decir así que con un sueño damos fin a las llagas del corazón de los opositores y a todos los males, herencia de la carne, y decir: ven, reelección, yo también te deseo. Chuzar, chuzar, escuchar durmiendo... ¡Soñar acaso! ¡Qué difícil! Pues en el sueño de la muerte ¿qué sueños sobrevendrán cuando despojados de ataduras mortales encontremos la salida al tercer período? He ahí la razón por la que tan longeva llega a ser la desgracia…Silencio…Me arden las orejas…