Bettie Page, quizá la pin-up más célebre de los años 50 en Estados Unidos, ha fallecido en Los Ángeles a los 85 años tras sufrir una neumonía, según ha informado su agente. Page fue un icono casi omnipresente en la sociedad estadounidense de los años 50. Su salto al estrellato lo consiguió con un posado como Miss Enero en la revista Playboy en 1955. Rápidamente, su cabellera negra y sus curvas generosas se estamparon en posters, álbumes de cromos y juegos de cartas en todo el país.
Hace cuatro semanas, Page fue ingresada en un hospital de Los Ángeles tras sufrir un infarto y ya no recuperó la consciencia, según señaló a la agencia Reuters su agente, Mark Roesler. Page no tenía hijos.
Con su melena morena, sus atractivos ojos azules y su amplia sonrisa, Page se creó una imagen de chica cercana. En sus imágenes aparecía comedida y traviesa a la vez. Eso sí, muchos de sus posados incluían escenas de fetichismo, bondage (práctica sexual que emplea ataduras) y spanking (azotes). Su imagen dio expresión a las fantasías eróticas de varias generaciones. Su imagen inspiró un modelo de voluptuosidad que inspiró personajes femeninos de películas y cómics.
"Bettie Page encarnaba el estereotipo del optimismo de los cincuenta y al mismo tiempo la sexualidad que se agitaba oculta bajo la superficie", según señalan Karen Essex y James L. Swanson en el ensayo Bettie Page: The life of a pin-up legend (1996). Page se confesaba abrumada por toda la atención que suscitaba, y aseguraba que no se sentía especialmente guapa. De hecho, añadía, tenía que ponerse grandes cantidades de maquillaje para cubrir su grandes poros.
Todo aquello quedó a un lado en cuanto se volcó en la religión. Incluso llegó a avergonzarse de haber posado desnuda. "Pero ahora casi todo el dinero que tengo se lo debo a que posé desnuda", señaló Page en una entrevista con la revista Playboy el año pasado. "Así que ya no me avergüenzo de aquello, pero sigo sin entenderlo".
Bettie Mae Page nació el 22 de abril de 1923 en Nashville, Tennessee (Estados Unidos) y se crió junto a otros seis hermanos. Siendo niña, su padre fue encarcelado y como su madre no podía hacerse cargo de sus vástagos, la pequeña Bettie y dos de sus hermanas fueron entregadas a un orfanato. Muchos años después, Page describiría a su padre como un obseso sexual que empezó a acosarla sexualmente cuando ella tenía 13 años.
Page fue a la universidad. Consiguió un título de humanidades en el Peabody College, de Nashville. Pronto se trasladó a San Francisco y empezó su carrera de modelo en los años 40. Posaba para el que sería el primero de sus tres maridos. Tras el divorcio, en 1947, Page se trasladó a Nueva York para continuar su carrera. Allí conoció a la fotógrafa Bunny Yeager. Una de las instanténeas que le tomó acabó en las páginas de Playboy.
La imagen mostraba a una Page que guiñaba un ojo a la cámara. Como única indumentaria llevaba un gorro de Santa Claus, mientras decoraba un árbol de Navidad. Fue un momento clave. "Un hito en la historia de la revista", según indicó tiempo después el fundador de la publicación, Hugh Hefner. Para la propia Page no resultó tan rentable. La modelo lamentaría años después que Yeager amasara una fortuna con aquellas fotos. Y, sobre todo, que nunca la compensara.
Sus aptitudes artísticas, sin embargo, no convencieron a algunos legisladores americanos. Page fue citada a comparecer ante el Senado estadounidense. Se trataba de descubrir si había alguna conexión entre la pornografía (en la que se incluían sus imágenes) y la delincuencia juvenil. La aludida nunca acudió, aunque poco después desapareció de la escena pública.
Luego llegaron dos matrimonios más y, lo que fue más grave, la lucha contra la esquizofrenia que se le declaró a principios de los 70. Su regreso a la escena pública tuvo un breve momento de gloria con la película sobre el cómic Rocketeer (1991), en la que la novia del protagonista, Jenny Blake (encarnada por Jennifer Connelly), se inspiraba en Bettie Page.
Tras aquello proliferaron los clubs de fans y las páginas web, y Page consiguió algo de dinero gracias a la firma de autógrafos y la asistencia a salones y convenciones. Aun así, en las escasas ocasiones en las que concedía entrevistas, pedía explícitamente no ser retratada.