"Debes alejarte de este eco promocional, porque al final tu trabajo queda sepultado por el ruido mediático, y hay que volver al inicio, a recordar que estos momentos de alegría vienen de una película. Aunque claro, cuando ves el recibimiento a No es país para viejos, te alegras, porque uno lo ha pasado mal, no ha sido fácil componer el personaje de Anton Chigurh, un tipo con flequillo raro que va por ahí con una máquina de matar vacas. Estoy contento pero agarrándome las riendas. Hace falta filosofía zen para no perderse en este ruido."