Es famoso el intercambio de palabras que tuvieron Nikita Kruschev, líder supremo de la URSS, y Chou-en-Lai, mano derecha de Mao, cuando se vieron por primera vez las caras. Kruschev, que era hijo de campesinos pobres, inició la conversación diciendo: “Me temo que usted y yo tenemos pocas cosas en común”. Chou, hijo y nieto de mandarines, lo corrigió con delicadeza: “Algo tenemos en común. Los dos somos traidores a nuestra clase”.