"Yo tengo epilepsia. Lo digo, porque aún ahora es difícil oírlo. Más difícil oírlo que vivir sabiéndolo. Escribimos un día aterrados y otro dichosos, como quien camina al borde de un abismo. ¿A quién le importará todo esto? ¿Habrá quién llore las muertes que hemos llorado? ¿Habrá quién le tema al deseo, quien lo consienta y lo urja con nosotros? ¿Para qué hacer una novela? Cumplimos con el deber de inventar cada mañana un mundo y escribimos para sentir que en algo mejora nuestra realidad. Escribimos para recordar que la vida cómo es o cómo podría ser, con su belleza, su barbarie y sus dificultades, está regida por un azar y unas leyes que no tienen remedio. Aunque escribir nos ayude a creer que lo tiene".Vano intento por cantar en español el mejor verso de Dylan: “The ghost of electricity howls in the bones of her face” (“El fantasma de la electricidad aúlla en los huesos de su rostro”), periodismo de escritorio, caspa narrativa, literatura para leer en los paraderos, radio pirata & portátil, discos rayados, consejos para llegar a La Nada, comentarios varios, digresiones en orden alfabético, abrazos, besos; el último que salga, que cierre la puerta y apague la luz.
martes, 23 de junio de 2009
Ángeles Mastretta dixit
"Yo tengo epilepsia. Lo digo, porque aún ahora es difícil oírlo. Más difícil oírlo que vivir sabiéndolo. Escribimos un día aterrados y otro dichosos, como quien camina al borde de un abismo. ¿A quién le importará todo esto? ¿Habrá quién llore las muertes que hemos llorado? ¿Habrá quién le tema al deseo, quien lo consienta y lo urja con nosotros? ¿Para qué hacer una novela? Cumplimos con el deber de inventar cada mañana un mundo y escribimos para sentir que en algo mejora nuestra realidad. Escribimos para recordar que la vida cómo es o cómo podría ser, con su belleza, su barbarie y sus dificultades, está regida por un azar y unas leyes que no tienen remedio. Aunque escribir nos ayude a creer que lo tiene".