El Consejo de Estado considera que los espectáculos taurinos no atentan contra la integridad de los niños. En su fallo, el Consejo señala que la "lidia de un toro bravo no entraña en modo alguno un acto de violencia" y que "no en todas las clases de dicho espectáculo hay sacrificio del astado o actividades contrarias a la moral o a la salud física de los asistentes". Es el segundo espaldarazo a los taurinos. La Corte Constitucional consideró esta práctica como una "expresión artística" en el 2005.
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