domingo, 26 de diciembre de 2010

Cinco historias muy cortas Por Carlos Patiño Millán

1. Fotos de jóvenes actrices aspirantes al estrellato

Acaban de llegar y ya tienen deseos de abordar el próximo autobús y regresar a casa. Un intérprete de sueños se haría rico en Hollywood. De hecho, Hartman es millonario. Desde su colina decide el paso de las estrellas. De sus estrellas.

Hoy, Ross, un ayudante de Hartman, almuerza en esa cafetería a la que llegan las mujeres. La belleza de la rubia, Polly. La otra, Cinthya, podría funcionar en algún western.

Desde el principio, la gloria no es para todos. La felicidad consiste en creerlo. ¡Dios santo! ¡Cuánta ingenuidad en el mundo!

2. Sobre lo que veo y oigo en las noches cálidas de verano

Croar de ranas. La luna brilla sobre el vasto desierto de su mente. Violencia latente, el lenguaje. Soy un incidente más en su vida.

Revuelva los tizones, dice. Traiga los vegetales, respondo. Esther decía que “vomitar juntos” era la mejor forma de hacer amistad con la gente. Pobre chica. Tan joven.

Cenamos en silencio. Medito beatíficamente sobre nuestro matrimonio y la carne congelada.

Si en ese instante alguien me hubiera preguntado por su salud mental, hubiera dicho que no se veían indicios de lo que sucedería más tarde.

3. Separo el aire que respiro del tuyo

Acabo de llegar a casa. Te dije que podías llevarte lo que quisieras. Lo hiciste. Me desplomo en el único asiento que queda. Estoy preso en mi propia jaula.

Intento ver, en las dos o tres fotografías que dejaste, lo que tiene mi hijo de mí. Mi hijo siempre se acostaba en la hierba sobre mi suéter, nunca sobre el tuyo.

¿Cuándo terminó el amor? ¿A dónde se fue el deseo? ¿En qué momento dejamos de hablar? Ignoro la fecha. Sé que el silencio empezó a florecer, entre nosotros, al llegar la primavera.

4. La historia es igual sólo en apariencia

Mi vida es un lienzo ingobernable: telas, pinturas, pinceles, solventes, aceites, trapos, en el suelo. No ha ocurrido nada malo pero va a suceder. Los hechos serán contados tal como ocurrieron. La vida no es singularmente bella ni terrible, es. La muerte de quien habla, un hombre cualquiera, es pérdida de un día; mañana saldrá el sol.

La ridícula convicción de que fue asesinado. Asesinada: era una modelo. Lina, se llamaba.

Como un sacerdote que repite el mismo rito cinco veces al día, me masturbo frente a su retrato.

Es una sensación extraña.

5. Música, beber coñac con agua

Piano y violín, de niño. Rémy Martin, ya jubilado. Llamen al doctor; en cualquier momento. La partida se espera a cualquier edad, más a esa.

Especialista en cortes y heridas, jamás de su piel brotó sangre involuntariamente. Escucha a Beethoven, su música tardía de cuerda. No hay peligro de contrariar al genio de Bonn: el teléfono hace años dejó de sonar en esa casa.

A veces se sienta en el rincón más oscuro y apartado. Recuerda su niñez, las voces de los muertos.

El tiempo es una estaca que se clava en su alma solitaria.

La fotografía es de Cartier-Bresson.