-¿Qué pensás que se puede hacer mientras el mundo parece torcerse hacia la derecha? Además de tocar en una banda de rock, como decían los Stones, claro...
-Ultimamente siento que perdimos la cuarta guerra mundial. Hace diez años estabamos hablando de una tercera vía de pensamiento para cuestiones profundas y complejas. Pero el asunto vasco, el ultracapitalismo, los poderosos cambiando figuritas que son los medios de comunicación y empresas múltiples perfectamente metidas en nuestros hogares con furia, la transformación de la cultura, la solidaridad brillando por su ausencia mientras mueren humanos como moscas, la debacle ecológica, etc... El enemigo es muy grande y estamos con la mierda hasta el cuello. Nosotros tenemos que aferrarnos a nuestros valores y a la verdad, darse cuenta un poco todos los días y discutirlo. No pensar que nuestra opinión no sirve para nada, ni reducir la progresía a debates infantiles que discutan la importancia de suspender las corridas de toros. La última trampa de la progresía es no ser progresista, difrazarse con algun cliche “anti-algo” y participar en el coro ultraconservador... ¡a veces sin darse cuenta!
-Ultimamente siento que perdimos la cuarta guerra mundial. Hace diez años estabamos hablando de una tercera vía de pensamiento para cuestiones profundas y complejas. Pero el asunto vasco, el ultracapitalismo, los poderosos cambiando figuritas que son los medios de comunicación y empresas múltiples perfectamente metidas en nuestros hogares con furia, la transformación de la cultura, la solidaridad brillando por su ausencia mientras mueren humanos como moscas, la debacle ecológica, etc... El enemigo es muy grande y estamos con la mierda hasta el cuello. Nosotros tenemos que aferrarnos a nuestros valores y a la verdad, darse cuenta un poco todos los días y discutirlo. No pensar que nuestra opinión no sirve para nada, ni reducir la progresía a debates infantiles que discutan la importancia de suspender las corridas de toros. La última trampa de la progresía es no ser progresista, difrazarse con algun cliche “anti-algo” y participar en el coro ultraconservador... ¡a veces sin darse cuenta!