Basada en una novela del pintor y escritor Danny Moynihan, esta película de Duncan Ward demuestra con creces que la gran mayoría de los mortales vivimos muy pero muy lejos de la exquisita minoría y que sus cuitas no son, no pueden ser, las nuestras. Todo parte de un deseo por poseer un Piet Mondrian y termina con la escandalosa exhibición de un video experimental. Ese es el mundo del arte actual y mucho me temo, anónimos lectores, que nosotros jamás seremos invitados a esa fiesta. Vano intento por cantar en español el mejor verso de Dylan: “The ghost of electricity howls in the bones of her face” (“El fantasma de la electricidad aúlla en los huesos de su rostro”), periodismo de escritorio, caspa narrativa, literatura para leer en los paraderos, radio pirata & portátil, discos rayados, consejos para llegar a La Nada, comentarios varios, digresiones en orden alfabético, abrazos, besos; el último que salga, que cierre la puerta y apague la luz.
martes, 18 de mayo de 2010
Boogie Woogie
Basada en una novela del pintor y escritor Danny Moynihan, esta película de Duncan Ward demuestra con creces que la gran mayoría de los mortales vivimos muy pero muy lejos de la exquisita minoría y que sus cuitas no son, no pueden ser, las nuestras. Todo parte de un deseo por poseer un Piet Mondrian y termina con la escandalosa exhibición de un video experimental. Ese es el mundo del arte actual y mucho me temo, anónimos lectores, que nosotros jamás seremos invitados a esa fiesta.