Habrá que reconocer que el relato breve de Bernhard Schlink que inspiró esta película arroja cierta luz sobre el viejo asunto de la infidelidad en el matrimonio, pero ni eso salva el naufragio. Habría entonces qué buscar el ahogado río abajo y todo apuntaría al nombre de Antonio Banderas, pero eso ya es echarle toda el agua sucia a ese pobre hombre que es ya la caricatura de sí mismo y por hoy, sólo por hoy, eso me parece excesivo.