Yoani Sánchez vuelve a la actualidad política. Un mes después de que las autoridades de La Habana le negaran el permiso para viajar a Madrid a recoger el Premio Ortega y Gasset de periodismo digital, la bloguera cubana, de 32 años, es centro de una nueva polémica. Esta vez el origen se encuentra en las recientes críticas formuladas contra ella por Fidel Castro, a las que ha respondido su esposo, el periodista Reinaldo Escobar, acusando al ex mandatario de haber condecorado en el pasado a "corruptos", "dictadores" y "asesinos". El fuego cruzado en torno a Yoani, que voluntariamente ha decidido quedar en un segundo plano, coincide con el levantamiento de las sanciones a Cuba por la Unión Europea, medida criticada por la mayor parte la oposición. Los ecos del frustrado viaje de Yoani a España para recibir el Ortega y Gasset casi se habían apagado cuando, a comienzos de semana, salió a la venta el libro Fidel, Bolivia y algo más..., con prólogo de Castro. El ex presidente cubano se lamenta de unas declaraciones realizadas por Sánchez a un enviado especial de la agencia mexicana Notimex, en las que dijo no ser opositora ni tener "color político". "Nunca fui de la Juventud Comunista, nunca intenté militar en el Partido Comunista, fui pionera porque todos hasta los 16 años teníamos que serlo...", aseguraba Yoani. Castro reprodujo parte de la entrevista y aseguró que "lo grave" no eran sus "afirmaciones", divulgadas por "los medios masivos del imperialismo". Lo "peor", opinó, es "que haya jóvenes cubanos que piensen así, enviados especiales para realizar labor de zapa y prensa neocolonial de la antigua metrópoli española que los premie". A raíz de la publicación del prólogo, en el que Castro consideró el Ortega y Gasset como "uno de los tantos premios que propicia el imperialismo para mover las aguas de su molino", Sánchez escribió en su blog, Generación Y: "Al sentirme atacada por alguien con un poder infinitamente superior al mío, con más del doble de mi edad y además -como dirían mis vecinas de la infancia- por un 'macho-varón-masculino', he decidido que sea mi esposo (...) quien le responda".
En su comentario, Escobar considera que "la responsabilidad que implica recibir un premio nunca será comparable a la de otorgarlo". "Yoani, al menos, nunca ha colocado en el pecho de ningún corrupto, traidor, dictador o asesino alguna condecoración", afirma, y recuerda que Castro puso la Orden José Martí a Nicolae Ceausescu, Gustav Husak, Mengistu Haile Mariam, Robert Mugabe y Erich Honecker, entre otros. "Me gustaría leer, a la luz de estos tiempos, una reflexión que justifique aquellos honores improcedentes que, para mover agua de otros molinos, enlodaron el nombre de nuestro apóstol", agrega Escobar, y señala que si bien el nombre de Ortega y Gasset "puede relacionarse con ideas elitistas y hasta reaccionarias (...) a diferencia de los condecorados por el prologuista, nunca lanzó los tanques contra sus vecinos inconformes", "ni encarceló a ninguno de los que pensaban diferente a él, (...) ni amasó fortunas con la miseria de su pueblo, ni construyó campos de exterminio, ni dio la orden de disparar a quienes -para escapar- saltaran el muro de su patio".
En su comentario, Escobar considera que "la responsabilidad que implica recibir un premio nunca será comparable a la de otorgarlo". "Yoani, al menos, nunca ha colocado en el pecho de ningún corrupto, traidor, dictador o asesino alguna condecoración", afirma, y recuerda que Castro puso la Orden José Martí a Nicolae Ceausescu, Gustav Husak, Mengistu Haile Mariam, Robert Mugabe y Erich Honecker, entre otros. "Me gustaría leer, a la luz de estos tiempos, una reflexión que justifique aquellos honores improcedentes que, para mover agua de otros molinos, enlodaron el nombre de nuestro apóstol", agrega Escobar, y señala que si bien el nombre de Ortega y Gasset "puede relacionarse con ideas elitistas y hasta reaccionarias (...) a diferencia de los condecorados por el prologuista, nunca lanzó los tanques contra sus vecinos inconformes", "ni encarceló a ninguno de los que pensaban diferente a él, (...) ni amasó fortunas con la miseria de su pueblo, ni construyó campos de exterminio, ni dio la orden de disparar a quienes -para escapar- saltaran el muro de su patio".