Vano intento por cantar en español el mejor verso de Dylan: “The ghost of electricity howls in the bones of her face” (“El fantasma de la electricidad aúlla en los huesos de su rostro”), periodismo de escritorio, caspa narrativa, literatura para leer en los paraderos, radio pirata & portátil, discos rayados, consejos para llegar a La Nada, comentarios varios, digresiones en orden alfabético, abrazos, besos; el último que salga, que cierre la puerta y apague la luz.
martes, 12 de febrero de 2013
-¿Pensás que Dire Straits terminó porque todo se había vuelto demasiado grande?
-No es que fuese grande, ¡era enorme! Y desde luego eso fue un gran motivo en la decisión. Además, estaba exhausto, no podía más. Mi cabeza ya no lo soportaba. Necesitaba un tiempo para descansar. Lo pasé muy bien con Dire Straits. Me encantaba y era un sueño cumplido, pero necesitaba parar. Era la única salida inteligente: mandé la cosa a dormir porque quería regresar a tener cierta cuota de realidad. Fue autoprotección, una cuestión de supervivencia para mí. Porque era una escala deshumanizante: a mí me gusta hablar con los choferes de los camiones en gira porque son independientes, gente interesante. Recuerdo haber ido a la zona de catering de la última gira de los Dire Straits y ya no reconocía a ningún camionero. Me di cuenta de que eso no estaba bien.
(Ñ)