¿Y dónde está el piloto, o mejor dicho, el director?
Vano intento por cantar en español el mejor verso de Dylan: “The ghost of electricity howls in the bones of her face” (“El fantasma de la electricidad aúlla en los huesos de su rostro”), periodismo de escritorio, caspa narrativa, literatura para leer en los paraderos, radio pirata & portátil, discos rayados, consejos para llegar a La Nada, comentarios varios, digresiones en orden alfabético, abrazos, besos; el último que salga, que cierre la puerta y apague la luz.
miércoles, 31 de julio de 2013
sábado, 6 de abril de 2013
Tesis sobre un homicidio
¿Qué va a ser del cine argentino el día en que muera Ricardo Darín? Lo sabremos pronto: la paranoia, el cigarrillo y el Johnnie Walker Sello Negro lo llevarán a la tumba...
jueves, 7 de marzo de 2013
"Quedó bello"
“¿Cómo te fue? Cuéntame, ¿cómo quedó?”. “Quedó bello”, respondió Berta Pérez, ama de casa, 46 años, robusta, militante, dueña de una pena profunda, que encontró algo de alivio cuando contempló medio segundo al Hugo Chávez del ataúd. (El País, España)
jueves, 14 de febrero de 2013
Flight
En los primeros cuatro minutos de proyección, sabemos que Denzel Washington ha follado, ha bebido, se ha trabado, ha discutido con su ex esposa, ha aspirado cocaína y se dispone a pilotear un avión. Cambio y fuera.
miércoles, 13 de febrero de 2013
Skyfall
Camino a la perdición como director de cine de autor, finalmente Sam Mendes hizo su No Country for Old James Bond...
Jacques Derrida habla sobre lo público y lo privado
En determinado momento de la vida y la trayectoria de un hombre público –de aquello que, siguiendo muy confusos criterios, denominamos “un hombre público”–, todo archivo privado –suponiendo que no haya allí una contradicción en los términos– está destinado a convertirse en un archivo público una vez que no ha sido quemado de inmediato (e incluso a condición de que, una vez quemado, no deje tras de sí la ceniza hablante y quemante de algunos síntomas archivables por la interpretación o el rumor público).
martes, 12 de febrero de 2013
-¿Pensás que Dire Straits terminó porque todo se había vuelto demasiado grande?
-No es que fuese grande, ¡era enorme! Y desde luego eso fue un gran motivo en la decisión. Además, estaba exhausto, no podía más. Mi cabeza ya no lo soportaba. Necesitaba un tiempo para descansar. Lo pasé muy bien con Dire Straits. Me encantaba y era un sueño cumplido, pero necesitaba parar. Era la única salida inteligente: mandé la cosa a dormir porque quería regresar a tener cierta cuota de realidad. Fue autoprotección, una cuestión de supervivencia para mí. Porque era una escala deshumanizante: a mí me gusta hablar con los choferes de los camiones en gira porque son independientes, gente interesante. Recuerdo haber ido a la zona de catering de la última gira de los Dire Straits y ya no reconocía a ningún camionero. Me di cuenta de que eso no estaba bien.
(Ñ)
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