viernes, 4 de febrero de 2011

El aire, la ausencia del mismo

Ruedo por el precipicio del lenguaje. A nadie la interesa la caída. Están muy ocupados con su propia mediocridad. El problema, como siempre, es de interpretación.

El cosmos cabe en mi mano pero la tuya se ahoga en la mía como queriendo decir basta, ya no me gustas, cabrón.

Mi altar del pasado da grima: cubanos, héroes muertos, rusos, ideólogos que jamás amaron, chinos, libros inútiles.

La poesía política y el arte nunca fueron amantes. Todo se redujo a un gesto, hoy anacrónico y vacío.

Cada libro viejo fue a dar a la basura.