Nueva York, años veinte. El Hotel Algonquin albergaba la Mesa Redonda, una tertulia que reunía a algunos de los mayores intelectuales neoyorquinos de los años veinte, como el reportero Alexander Woollcott, la narradora Dorothy Parker, el dramaturgo Ben Hecht, el guionista George S. Kaufman y el editor Harold Ross, fundador de la revista New Yorker. "Jamás contribuí con nada, pero absolutamente nada, a la Mesa Redonda. Sin embargo, fui aceptado inmediatamente como alguien que pertenecía al lugar. En realidad no esperaban que hablase: eso no sólo se debía a que yo representaba a un mudo bobalicón en escena y a veces también fuera de ella, sino principalmente a que yo aporté a la mesa otro tipo de talento -el único talento que le faltaba- : el de sentarse y escuchar."
(Fragmento perteneciente a la autobiografía del integrante "mudo" de los Hermanos Marx)