sábado, 5 de marzo de 2011

Se entregaban a actos extraños con animales

Humilde gente del campo sin más amor que las caricias inconscientes de una bestia, así vivían la plena vida.

-“He despedazado víctimas humanas. Con los animales no me meto”, decía el hombre tras las rejas.

-¿Eso te hace mejor?, preguntaba yo.

-“¡Cállate, puta!”, gritaba ella, callada hasta entonces.

-Se van a podrir en la cárcel, decía yo.

-“El momento del crimen es una ola: a veces, regresa al mar antes de tocarte, a veces te derriba contra la arena”, decía él.

Yo pensaba en lo que habían hecho y escupía sobre el suelo.